CONVICCIONES


¿Qué querrá decir eso de tener convicciones? Uno supone que las tiene, o por lo menos pretendemos tenerlas. Quizás en realidad es un asunto que a pocos preocupa, pero aferrarse a algo con total convencimiento me parece fundamental para el movimiento humano. Si no estuviéramos convencidos de ciertas cosas no habría razón de llevarlas acabo. Cuando deseas algo con convicción lucharás por ello sin importar qué se te presente en el camino, buscarás todos los medios posibles que te lleven a la realización de tu deseo. Sólo que cuando esa convicción no es firme, inevitablemente, ocurrirá que te moverás en otro sentido, y tal vez verás que ese deseo no era más que una ficción.
      Pensar que las personas necesitan de convicciones puede ser otra ficción  -que no sé por qué demonios llega esa palabra a mi mente-. Parece que muchos se mueven por el mundo sin el convencimiento de lo que quieren, no luchan con fuerza para obtener un deseo realizado. O tal vez sí luchan, pero su fuerza sólo dura un tiempo muy limitado, y cuando se les atraviesa algo distinto cambian en seguida de deseo; sin haber realizado el primero ya están buscando un segundo, que en cualquier momento podría volver a cambiar, pues ya han demostrado que no se mantienen firmes ante lo inesperado.
      Recuerdo al perro que hambriento persigue a una libre en el bosque para poder comer. Pasa unos minutos en la persecución y cuando está a punto de alcanzarla otra liebre se atraviesa en su camino. Vuelve a comenzar la persecución con la nueva liebre cuando de haber centrado sus fuerzas en la primera tal vez la habría alcanzado. No canalizando su esfuerzo en un objetivo, el perro, pronto pierde toda oportunidad, sólo porque no logró mantenerse firme en lo que quería. Quizás no valga la analogía, pero es un hecho que quien no centra sus fuerzas pronto puede perderlo todo. Para conseguir algo se necesita mucho trabajo, un gran esfuerzo que debemos estar dispuestos a hacer con el convencimiento de lo que deseamos. El que quiere conseguir las cosas sin esfuerzo se va a quedar esperando.
      Me da risa cuando las personas piensan que el esfuerzo consiste en unos cuantos días, o en unos meses. Si se quiere construir algo grande tomará mucho tiempo, es algo que no nos enseñan, tener paciencia es muy difícil, pues viviendo en un mundo en el que la efectividad y velocidad son un pilar central de nuestra cultura no nos damos cuenta que sólo nos sostenemos de ficciones. Quisiéramos que las cosas se dieran como se nos suele mostrar, adquirir felicidad y satisfacción en la realización apresurada de nuestros deseos. No nos enseñan a disfrutar el trabajo cotidiano, el día a día. Lo peor es que no nos damos cuenta de que estamos encerrados en esta dinámica ficticia.
      Nos hacen llover miles de historias en las que se realiza un sueño de la nada, yendo a un lugar donde te descubren y ya tu vida se ha realizado. No quieren mostrarnos que la vida se hace en el irse realizando, pues claro, si nos enseñan que con el trabajo cotidiano, aferrado a un claro objetivo, lograremos lo que nos proponemos, simplemente se cae la estructura que encadena al hombre. El que quiere algo que se aferre a ello, que lo trabaje con todas sus fuerzas y no flaqueé, pues sólo de ese modo conseguirá lo que quiere.
      Si las convicciones son una ficción será una lástima para el hombre, pues ¿de qué otro modo conseguirá realizar sus deseos? Pensar que las cosas van cayendo del cielo sólo es la forma de afirmar que hemos sido engañados, que hemos comprado una idea extraña de cómo se consiguen las cosas. Los grandes hombres nunca esperaron, siempre se lanzaron a conseguir lo que deseaban convencidos de ello, de que lo lograrían.
      Tal vez a muchos se les haga extraño que alguien tenga convicciones, pues parece que eso les impide tener cierta libertad, pero esa libertad tan sólo es la de moverte dentro de una jaula. Ver que tus alcances están sólo en lo más próximo es vivir ya bajo los deseos de otros. Pues lo que uno quiere es profundo, y aunque se nos diga que es imposible yo pensaría que este mundo era imposible, pero alguien logró construirlo y seguro no se quedó sentado en lo que se hacía; se trabajó mucho para hacerlo, después se nos dijo que ya todo estaba del mejor modo posible y que nuestros deseos eran irrealizables. Quizás lo creímos.
      Lo más importante es creer que podemos lograr lo que deseamos, pero sólo será en el trabajo continuo, en la convicción firme de que se puede. Pero las convicciones, si aspiramos a tenerlas, no se darán con la rapidez imaginaria de la fantasía, sino que requerirá de más esfuerzo del que nos está permitido realizar. El esfuerzo cotidiano se puede disfrutar, no es una pesadez como nos quieren hacer creer.
      Si tienes convicción demuéstralo y no la mudes como si de ropa se tratara, que sólo querrá decir que efectivamente tus convicciones son una ficción.

1 comentarios:

  NAMBER WAN

5 de febrero de 2012, 19:38

Me encanta tu texto, vicmir. Está muy bueno. Yo creo, sin embargo, que cuando tienes las convicciones firmes el tiempo y el esfuerzo es lo que menos importa, todo fluye con naturalidad de un modo agradable. De cierta forma lo dices en el texto, pero te mueves aún mucho de aquí para allá. A veces dejas al trabajo como algo inevitable y desagradable, y más abajo como que cabe la posibilidad de que no sea así. Es verdad, yo creo que hay que ponerle ganas cuando tienes convicciones, pero para eso debes estar metido en aquello para lo que estás hecho. Y poca gente tiene esta suerte de darse cuenta para qué está en este mundo o de saber quién es...

Puedes ver este video de youtube también, el tipo habla de eso:

http://www.youtube.com/watch?v=zuRTEY7xdQs

Un fuerte abrazo!